"I shut my eyes and all the world drops dead; I lift my lids and all is born again. (I think I made you up inside my head.)" Sylvia Plath - Mad girl's love song

viernes, octubre 14, 2005

Mi odisea particular

Pierdo el tren de las 16.00, dejé el tiempo pasar y me quedé atrás conmigo diciendo adiós al vagón 3104. Faltó poco. El próximo autobús sale a las 18.00. La lluvia cae con ganas, paseo dentro de las estación, llamo a Ormai para que me acompañe esas dos horas pero está trabajando, me tomo un café, mi bolso de rayas despinta al contacto con el café, leo el periódico hasta el final y lo vuelvo a empezar, caigo en la cuenta de que muy cerca hay un biblioteca y, después de no pensarlo mucho, me dirijo hacia allí. Llueve a mala leche.
Busco un relato en el que Rico-Godoy describe un mundo al revés donde cabe la intolerancia; las niñas se dirigen al colegio y llevan carpetas forradas con Cámeron Díaz pero una de ellas preferiría que fuese Brad Pitt, por poner un ejemplo. Las madres de esta se escandalizan y ella se siente un bicho raro, en la última parada del mundo.
No encuentro el libro y me dedico a leer a los autores con sus títulos: Esther Tusquets y su mismo mar de todos los veranos; me aburrió un poco con tanta descripción inoportuna, Carlos Ruiz Zafón y su sombra del viento; no me lo he leido, ¿debería hacerlo?, casi todo el mundo lo ha leido... creo que esto es lo que hace que no me lo lea, diez pasos hacia atrás y Bukowsky se encuentra Peleando a la contra; dedica unos versos a "la puta que se llevó sus poemas" y dice 'mierda' cada dos por tres, Homero y su Odisea; me pregunto si Ulises perdería barcos o, por el contrario, como el era el protagonista siempre estarían dispuestos a esperarle. Tampoco creo que fuese para tanto su odisea; Penélope le fue fiel durante todo su periplo, las sirenas le cantan, permanece siete años con la ninfa Calipso -siete años dan para mucho, ¿verdad? Ulises- y acaba siendo un héroe mundial. Ya quisiera yo tener algo así y acabar siendo la ulises de una penélope tan especial.
A través de las ventanas veo un grupo de patos nadando mientras les diluvia, parecen estar en su salsa. Hay un pato alejado del grupo, -debe ser el feo-, pienso y vuelvo a la estación.
Sólo queda media hora y llueve, mis pantalones parecen tener sed y absorben todo el agua que pueden. Miro dentro del bolso cada diez minutos para asegurarme de que la cartera sigue ahí, cuando las cosas salen mal pueden ir a peor, dicen por ahí.
Ya en el autobús rezo para que no se siente nadie a mi lado, aunque estoy en el primer asiento y tengo todas las papeletas. Un señor igualito a Duke Ellington sube al autobús, no me importaría que se sentase a mi lado y además tengo la sensación de que debe oler muy bien. Pero no se sienta a mi lado, pasa de largo y si es verdad que huele realmente bien.
Sale el autobús, miro hacia atrás y practicamente están todos los asientos ocupados. Me cabreo un poco porque nadie se ha sentado a mi lado, y aunque en un principio lo prefería así ahora me pregunto por qué nadie se habrá querido sentar a mi lado. Se me pasa el pataleo y decido escuchar música porque mi idea de leer por el camino se fue al traste al cambiar el tren por el autobús. La primera canción, la 15, es de Benabar e ironías de la vida se titula Tout va bièn.
Las horas de viaje me están rompiendo la espalda y el cuello, me revuelvo en el asiento cada minuto. Un accidente, nos toca hacer cola. El conductor nos dice con cara de pena que la hora de llegada se retrasará considerablemente. Yo me desespero y encima me estoy meando, podría decir que me hago pis pero no sería correcto porque eso de hacer pis es como algo más pequeño, lo del pis es cuando tienes pocas ganas, cuando no sientes que la vejiga te va a reventar. Me meo con ganas y la lluvia sigue cayendo, también con ganas.
El autobús para, yo meo, el autobús sale, pasa el tiempo y luego otro tiempo y otro y otro.
Llego, tengo "banquete" de bienvenida; mucho mejor que el de Ulises, hablamos, nos reímos, la niña del árbol me pone al día de sus ilusiones y sus sueños, vemos fotos, peluches que supuestamente hablan y se mueven y a mí me dan miedo, la niña nube me enseña un cuento con lunas mientras sonríe con una piruleta en la boca, bostezo, fumo, bostezo y acabo durmiendo en brazos de una Penélope por dos días que piensa en verde pero no bebe cerveza, que ante mi indecisión me elige una camiseta de rayas y que abre los brazos y se abraza a sí misma cuando se siente bien. El día volvió a empezar.



Escuchando Contigo, de El Bicho


5 Comments:

Blogger Azena said...

Ha sido toda una odisea, ¿verdad?

1:38 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

vaya, vaya... felicidad!

7:14 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Joder, haberlo dicho y me hubiera sentado contigo para contarte algunas cosas que me he enterado de Penélope, y ya no te digo si teníamos a Elbicho de fondo.
Un besito.

8:11 p. m.

 
Blogger charlotte sometimes said...

Azena, si, es verdad. Al final no hubo cena pero la habrá algún día. ya sabes que me tienes que hacer una visita cuando me vaya :)

Myu, quieres un poco de felicidad? todo el mundo puede ser feliz si se empeña.

sunfaith, gracias por el ofrecimiento

9:31 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

aqui niña nube...

que nada... que no soy consciente de que me autoabrazo cuando estoy contenta ¿lo hago?

un beso de regreso de otra odisea...

pd: me encanto conocerte

7:25 p. m.

 

Publicar un comentario

<< Home