Rincón nº 3
Cuando era pequeña yo también tenía retos parecidos a los del fantástico relato Carreras secretas del escritor argentino Alejandro Dolina. El primero fue ir por la calle pisando sólo las baldosas rojas, a las blancas les tenía que dar de lado o saltarlas, pero había veces que la geometría del suelo se deformaba y me encontraba con dos baldosas blancas. Una tarea difícil para mis pequeñitas piernas de niña pero nunca imposible, y es que las metas las marcaba yo por eso siempre jugaba con ventaja. Luego vinieron las matrículas de los coches, un reto en el que me marqué tres tipos de dificultades: la primera fue memorizar la matrícula de dos coches y acordarme de los números al doblar la esquina, la segunda consistía en memorizar tres matrículas y la última, más difícil todavía, cinco matrículas. A veces, al doblar la esquina era incapaz de recordar ni una sola matrícula pero es que tenía que combinar baldosas rojas y números dentro de mi cabeza, ese era mi consuelo. Entonces, me encontraba con el principio de otra calle y volvía a empezar.
Llegué a apostar con estos retos y otros tantos más, pero mis apuestas no iban más allá de lo que podría abarcar la mente de una niña que se plantea retos simplemente por pasar el rato. Nunca jugué con carreras secretas.
Escuchando Celesta, de Maga
8 Comments:
tendrias que escribir un libro, lidas canciones!!! como se hace para poner??? bueno, un adios y suerte.
11:30 p. m.
Gracias daniel g. Con gente como tú quién necesita abuela?!
gracias por pasarte por este "rinconcito". Saludos
11:42 p. m.
Me uno a Daniel, me encanta leerte,bye
11:51 p. m.
Gracias selene. Bonito nick, aunque cuidado con suplantar a las diosas :)
12:02 a. m.
yo tb jugaba a lo de las rayitas...
pero nunca eran concursos
eran siempre juegos...
y ahora cuando veo niños que lo hacen siempre sonrio...
como al leerte hoy
besos
12:03 a. m.
Tambien jugaba a eso por las calles de mi pueblo... imaginaba un gran ajedrez y que yo era un peón, un rey, una torre... iba moviendome según fuera la ficha, intentando sortear los obstaculos tomando ese papel... me encantaba ser el caballo, el movimiento en L daba mucha movilidad y obligaba más a pensar, pero tambien era más fácil sortear algunos de los obstáculos. Recuerdo que me enfadaba mucho cuando, por gafes del destino, las baldosas de la acera cambiaban de esas preciosas y grandes baldosas rojas y blancas por las grises; o por ese entramado de baldosas que parecía un mantel o una camisa de mi abuelo, de color azul-gris; me enfadaba porque ahí acababa el juego (y tambien tenía que cambiar de ficha). En otoño era genial... arrastraba las botas de goma azul marino con ese filito rojo en lo alto por toda la avenida, llena de árboles y alfombrado de una capa de hojas de color "oro viejo"... era como andar sobre el tesoro de los piratas (o yo me lo imaginaba así)... en fin, los tiempos cambias, las personas, en parte, tambien... y algunas veces quisiera que cambiaran tambien algunas mentalidades... Un besazo, charlotte
12:49 a. m.
Y nosotros pensando que hemos inventado algo y ahora resulta que todos lo conocían.
Claro, pero hay que tener cuidado porque puede ocurrir que esto que parece un juego inocente se convierta en un problema como le ocurría a Jack Nicholson en “Mejor…Imposible”
Besos
1:04 a. m.
Vaya, vaya, quién ha aparecido por aquí. si es existencial. una cosa, no tengo carreras secretas pero si tengo blog secreto..vale? por si acaso, que luego todo se sabe jeje
Besos
1:07 a. m.
Publicar un comentario
<< Home